Los padres y el centro comparten el papel educador, por lo que es fundamental que no exista una rivalidad entre ellos, y no se exijan unos a los otros labores que ellos mismos no pueden cumplir. por el contrario, ambos deben fomentar el trabajo cooperativo y la coordinación. Las familias deben compartir dudas con los docentes, y tienen derecho a expresar opiniones, estar informados e intervenir en ciertas decisiones.
Del mismo modo, es muy positivo para el correcto transcurso de las clases y la coordinación entre las familias y los centros, la intervención activa de los padres en las actividades educativas (fiestas, jornadas, etc.). De este modo, la educación que prestan a los niños y niñas irá en sintonía y, al mismo tiempo, los niños lo comprenderán como un todo, y no como dos ámbitos separados uno del otro.
En este vídeo, veremos varias formas de llevar a cabo una reunión entre un profesor y una madre, viendo los puntos fuertes y débiles de cada una de ellas:
No querría dar por zanjado este tema sin tratar la evolución que ha sufrido la relación entre la familia y la escuela. Antes, el modelo de escuela era un modelo autoritario, y sin embargo los padres y madres apoyaban las técnicas y castigos de los docentes de forma incondicional. Hoy en día, sin embargo, encontramos como en muchas ocasiones, no se respeta lo suficientemente a los maestros y profesores. Bajo mi punto de vista, debemos buscar un término medio y esto lo debe promover la escuela, pero no puede conseguirlo sin la colaboración de las familias.
A continuación veremos un vídeo en el que se muestra la diferencia y evolución de esta relación familia-centro educativo.
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