Este texto aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989 y entró en vigor el 2 de septiembre de 1990, consta de 54 artículos que recogen, derechos económicos, sociales, culturales, civiles y políticos de todos los niños.
Su aplicación es obligación, no sólo de los Gobiernos, si no también de los padres, profesores, profesionales de la salud, investigadores y de los propios niños y niñas.
La Convención reconoce claramente el derecho de todos los niños y niñas (menores de 18 años) a un nivel de vida adecuado y es un Tratado juridicamente vinculante. El 20 de Noviembre es el Día Universal del Niño, que cada año recuerda la firma de la Convención.
El Derecho a la Educación gratuita está incluido dentro de la Declaración de Derechos del Niño. Además, la educación es un derecho humano fundamental y una herramienta decisiva para el desarrollo de las personas y las sociedades. Por ello, lograr la enseñanza primaria universal es el segundo de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) de Naciones Unidas.
Sin embargo, 57 millones de niños y niñas en todo el mundo no van a la escuela y otros tantos reciben una educación discontinua o deficiente.
Es deber de todos nosotros, de la Sociedad en general y de cada uno de sus miembros en particular, luchar para que todos los niños y niñas, de cualquier parte del mundo, sea cual sea su raza, su género, o su clase social, pueda acceder a una Educación gratuita, para poder formarse como persona de una forma lo más adecuada posible, y contribuir a su completo desarrollo.
Muchas veces, nos olvidamos de que esto sucede en muchas partes del mundo, y que es una realidad no tan alejada de nuestra sociedad. Los niños son el futuro, debemos cuidarlos y protegerlos, debemos dotarles de todas las herramientas necesarias para que puedan formarse, crecer, vivir y ser felices.
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