Uno de los aspectos en los que mejor se aprecia este cambio, es en la escuela, y en la concepción que se ha hecho de ella a lo largo de la historia. No es necesario echar la vista demasiado atrás para ver que hace unas décadas, la escuela era un lugar rígido, al que los niños y niñas acudían para aprender unos contenidos con técnicas basadas en la repetición y la memorización, y donde el aprendizaje era unidireccional, sin dejar lugar a las opiniones o ideas de los alumnos y alumnas. El modelo de enseñanza era autoritario, existiendo una jerarquía que, en pocas ocasiones se pasaba por alto.
Hoy en día, la sociedad ha evolucionado y, simultáneamente, ha ido transformándos el modelo de escuela. En la actualidad, podemos comprobar como, paulatinamente, este tipo de escuela ha ido desapareciendo. Se ha creado una escuela democrática, con un modelo de enseñanza-aprendizaje multidireccional, en el que los alumnos y alumnas aprenden de los docentes y viceversa, pero en el que, además, intervienen de manera activa las familias y el resto de la comunidad. Las técnicas buscan que el alumno sea activo, han pasado a basarse en la experimentación y la práctica.
La sociedad no sigue un modelo estático, sino que sigue cambiando: sus gobiernos, sus valores, sus costumbres... esto significa que el punto en el que se encuentra ahora la escuela, no es el definitivo, sino que irá modificándose a medida que lo vaya haciendo toda la sociedad en su conjunto. Los centros formativos son instituciones cada vez más abiertas, los niños, jóvenes, familiares, asociaciones, etc. acuden a ellos cada vez con más frecuencia y por temas más diversos. Esto supondrá que en los próximos años, la escuela pase a ser el centro de todo, de la vida comunitaria (familia, entretenimiento, trabajo, hogar...), un lugar de encuentro, reunión, debate y consenso. Al menos, desde mi punto de vista, debería ser así, y considero que, si todos ponemos de nuestra parte, es algo que se puede conseguir.
Como ya hemos dicho, uno de los aspectos en los que más se refleja el cambio en la escuela, es en las técnicas y plataformas que se utilizan en ella. En este aspecto, dónde más ha evolucionado ha sido en la incorporación de las Nuevas Tecnologías a los procesos de enseñanza- aprendizaje. Los recursos tecnológicos se han hecho un gran hueco en las aulas, hasta tal punto de ser necesaria su introducción en las legislaciones regulatorias de la Educación (por ejemplo, en el currículo de Educación Infantil, encontramos la Competencia digital como una de las competencias básicas). Esto supone un cambio en la concepción de la escuela, pero también implica la necesidad de los centros y de los docentes de adaptarse a dicho cambio.
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